lunes, julio 10, 2006

Au revoir les bleus, adieu Zizou, ¿forza? Italia


¡Oh lá lá! Zidane perdió la cabeza en su despedida del futbol, y le abrió la puerta a una escuadra azzurra que quizá no hizo los méritos suficientes para alzarse con la Copa FIFA, pero lo logró.

El sábado 8 de julio, Alemania jugaba por la reivindicación. La selección alemana buscaba su propia paz interna, la reconciliación con su público, y la Germania toda deseaba ansiosamente celebrar algo. Así llegó a enfrentarse a Portugal, quien previsiblemente iba a pagar los platos rotos por los italianos. Y así sucedió.

El seleccionado alemán superó con facilidad a los lituanos, quienes no pudieron ante el poderío de su rival. En un partido que fue vistoso por ratos, Alemania superó claramente 3-1 a Portugal.

Con esto, el júbilo contenido por el país ario pudo al fin explotar, y las celebraciones por la victoria fueron tumultuosas, aunque sin duda menores a lo que todos deseaban. Un tercer lugar dejó satisfechos a los alemanes, pero la espina queda clavada para buscar venganza en Sudáfrica 2010.

Por su parte, Italia ganó un encuentro donde no fue el mejor, pero sí el más colmilludo. La historia empezó a escribirse al minuto 7, cuando Zidane cobró un dudoso penal con displiscencia irresponsable. Era el preludio de lo que vendría casi dos horas después. Con la parte interna de su pie derecho golpeó la esférica, engañando a Buffon, quien se lanzó para su lado derecho, mientras que el balón se dirigía lentamente al extremo izquierdo del larguero, lo golpeó, botó dentro de la portería y se salió, como si fuera un irreverente ser que se burlara de la desgracia ítala.

Parecía que Italia diría arrivederci a la Copa FIFA. Pero doce minutos después, Materazzi le devolvió la vida a los de la península de la bota con un cabezazo certero que dejó sin oportunidad a Barthez. A partir de ese momento, Italia regresó a su ostracismo al que ya casi nos tiene habituados. Esto le restó brillo y vitalidad al juego, donde la Francia hizo el mayor gasto, pero no pudo volver a batir la meta de Buffon. Salvo algunos destellos espectaculares, verdaderamente no sucedió nada importante en el encuentro hasta el término del tiempo regular, por lo que el marcador igualado a un pepino por bando obligó al alargue.

La tónica no cambió demasiado: Francia proponiendo, y una cada vez más fatigada selección italiana, rompiendo. Y al minuto 110, el mundo vió con estupor la erupción de Zidane: propinó un artero cabezazo en el centro del pecho a Materazzi, quien estaba destinado a jugar un papel muy, pero muy relevante en esta final: fue el autor de la supuesta falta que le dió la ventaja a Francia, igualó el marcador, y provocó la expulsión de Zidane, para que este terminara de una manera infamante su carrera.

Clic para agrandar. Foto AP vía espndeportes.com

Zizou, quien había jugado muy bien, mostrando sus grandes cualidades, distribuyendo balones, casi conquistando la meta itálica por segunda ocasión, y siendo la bujía gala, respondió a una supuesta provocación de Materazzi de un modo cobarde: con un golpe traicionero en el pecho del italiano. Fue extremadamente triste ver a este gran futbolista, temperamental como el que mas, irse con la cabeza gacha del mundial, de su último partido como jugador profesional, dejando a su equipo en inferioridad numérica, y pasando junto a la Copa FIFA sin siquiera mirarla.

Con 10 hombres, Francia luchó tímidamente ante un seleccionado italiano que solamente buscaba llegar a la orilla de los penales, y jugarse el todo por el todo en esa última instancia. Finalmente, Italia lo consiguió: los tiempos complementarios acabaron con el mismo marcador de 1-1.

Pero la tormenta en el buque francés aún no terminaba. El gran estrella David Trezeguet se perfiló para patear su penal. Este astro había tenido una participación casi nula en la selección de Domenech, y ahora tenía en sus botines una gran responsabilidad. Trezeguet pateó con fuerza la de gajos, y en una acción muy similar al gol de Zidane, golpeó el larguero, ahora del lado derecho de Buffon, picó fuera de la portería, y se alejó del arco italiano. Francia había desperdiciado un cartucho.

El tiro de Trazeguet fue el único penal fallado, lo que le dió la victoria a un cuadro italiano desangelado, no por su poca fortuna, sino por su juego mezquino que para nuestra desgracia, lo coronó. Y digo "para nuestra desgracia", pues este triunfo será un argumento más para aquellos que dicen: "no importa jugar bonito, sino ganar".

La Copa FIFA se va a Roma, el Mundial a Sudáfrica, y el buen futbol ... lo seguiremos esperando cuatro años más.

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